A la egolatría patria y ultracatólica que se profesó durante Imperio Español, le siguió la Leyenda Negra, una demonización de lo español y la acentuación de las barreras naturales e históricas con el resto de Europa. España optó por dejar de ser Europa únicamente porque España no se adaptó a Europa.
El hispanismo y la hispanomanía, el romanticismo, la fascinación de Primo de Rivera por el flamenquismo, la exacerbada contaminación de lo andaluz en la cultura española junto con políticas de sol y playa bajo el eslogan “Spain is Different”, consolidaron la Leyenda Amarilla, la imagen de un país a medio camino entre Europa y África, una patria de sol, toros, flamenco y paella.
Con
la ejemplar transición política española, el milagro económico, la integración
en Europa, la internacionalización de nuestros campeones nacionales, una
coyuntura económica mundial positiva y
una fuerte política de estructuración territorial e inversión en infraestructuras,
España inauguraba su Leyenda Blanca:
séptima potencia naval, octava potencia económica, primera referencia deportiva
o recurrente sino cultural. España pasaba a ser la quinta economía europea. El
verdadero éxito de la Leyenda Blanca
era, sin embargo, colmar las aspiraciones de volver a Europa.
Y
llegó la crisis. España, de la noche a la mañana, pasaba a convertirse en el
problema de Europa. La fiesta, había terminado. El éxito dejó paso al fracaso
más absoluto: grandes tasas de paro, déficit, deuda pública, emigración,
intervención de facto de la economía y de la dirección internacional, una
desmembración territorial y una fuerte desmoralización de la sociedad. España
inauguraba en 2008 una Leyenda Gris, otra década perdida.
En
esta tesitura, todavía hay motivos para ser optimistas, muy optimistas. La España tecnócrata del mundo
empresarial tomaba el testigo a políticos inapropiados, sin formación o
simplemente, corruptos y corruptibles. Un ejemplar y ejemplarizante proyecto
fue el de Informativos Telecinco y Cuatro Noticias, que apostaron por un cambio
de actitud social: mostrar que no todo estaba bañado por la crisis en la España del s.XXI. Unían
fuerzas por crear un espacio de píldoras
informativas que fomentasen nuestra “Marca España”. En las ediciones
mediodía y prime time y en días alternos, se convertían en los principales
vehículos de difusión de los éxitos españoles en siete importantes sectores:
telefonía e Internet, moda, actividad bancaria, infraestructuras, energías
renovables, turismo y exportación de productos alimenticios, suministro de
electricidad y tecnología punta.
Sin
embargo, la España
de siempre (la de las cosas facilonas y que mira recurrentemente atrás) también
permanecía – latente – en el imaginario y en las hemerotecas, como era el caso
de la proyección de la
Marca España en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 a través de su equipación
nacional, de inapropiado corte flamenquista o la presencia en las portadas
internacionales de personajes de otra época representando
la España más representada, la
España para olvidar. Iniciativas como @losandalucesson trabajan ya en
pasar página de esta anacrónica España de pandereta y café a la sombra.
“Todo
jugador de ajedrez debe jugar la
Española, con blancas y con negras (…) es la
gran partida de ajedrez (…) tiene grandes virtudes (…) se practica con
asiduidad tanto entre los aficionados como entre los grandes maestros”. La Apertura Española
es la clave, tanto en ajedrez como en nuestra sociedad. En lo económico y en lo
cultural. Ya es hora de dejar de identificar lo español con lo andaluz y de
vender sol, toros y paella como primera arma cultural de España. España debe
ser Noruega en innovación, Reino Unido en proyección internacional o Francia en
lo político. España debe ser la California
Europea y olvidar comportarse como El Gran Sur de toque de
palmas, mantillas y rocíos. La
España de la eterna jornada partida, de trabajar sin
objetivos. La España
del todo vale porque todo da igual.
¿Qué
estás haciendo hoy que aporte un granito de valor a la marca país de la España del año 2020?
Tolerancia cero a todo
lo que no sume valor añadido. Un grano no hace granero, pero ayuda al
compañero ¿te sumas al cambio?
David Miranda-Torres (España) es engresado del Máster en Comunicación Periodística, Institucional y Empresarial de la Universidad Complutense de Madrid. Además, realizó el Master en Internacionalización de Empresas. En la actualidad es Dr. en Comercialización y Análisis de Mercados (ISBN:
978-84-693-8357-5) y desarrolla su actividad en
las áreas de desarrollo de negocio online, marketing estratégico y
análisis del consumidor.
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